No se sabe muy bien de donde viene la palabra Bruja, algunos estudiosos creen que la palabra inicialmente estaba escrita con x, «bruixa» .Otros consideran que tiene su origen en la palabra del latín vulgar “voluxa”, que significa «que vuela».

Entre los siglos XV y XVII, en Europa y América, principalmente, se llevó a cabo la famosa Caza de Brujas: una época en donde muchas personas, principalmente mujeres, fueron ejecutadas por la iglesia en la horca o calcinadas hasta la muerte, después de ser acusadas de practicar la brujería.

Estas acusaciones se daban cuando una mujer demostraba tener conductas que no encajaban con los estereotipos de género propios de la época, cuando alguna cuestionaba a la autoridad, a Dios o que, además, mostraba inteligencia para curar enfermedades utilizando brebajes de hierbas. En esa época, estaba mal visto que la mujer utilizara sus virtudes, pues eran sólo vistas como una máquina de tener hijos y nada más.

En la Edad Media se recurría a las ordalías o a pruebas aún más absurdas, para determinar si la mujer era o no una bruja. Por ejemplo, la prueba del agua fría: La inmersión de la bruja consistía en atar a la acusada de manos y pies y arrojarla dentro del agua. Si se hundía era señal de que el agua, creación de Dios, la aceptaba, y entonces era declarada inocente y sacada a la orilla. Y si flotaba, era porque el agua la rechazaba y entonces era considerada culpable.

A partir del siglo XIII, se empezó a presentar a la bruja como una esclava del diablo: durante esta época el miedo era libre. Se tergiversaron las Sagradas Escrituras, se mintió en los púlpitos, se dictaron bulas y encíclicas absurdas, se permitieron las denuncias anónimas, se llenó de poder a inquisidores, se injurió, se torturó y se mató a mansalva siempre bajo la idea de que el Mal, manifestado entre otras cosas en la brujería, estaba en cada casa y cada calle de cada pueblo, exceptuando en las iglesias. Psicosis, delirio, histeria, odio y locura es lo que despertó en la gente entre 1450 y 1750.

 Durante la Edad Media y el Renacimiento y, sobre todo, durante los dos siglos en que se impuso la cacería de brujas en la vida religiosa e intelectual de Europa, el término Bruja tenía un significado concreto, muy satánico, reconocido por todos. Esta es una palabra que ha dado para todo, para meter miedo o para provocar la incredulidad,o como personaje de cuentos infantiles. Las brujas tienen un carácter más mítico, perverso, demoníaco y rural. 

La imagen de una anciana aterradora era propaganda de una época en que las brujas eran perseguidas. En realidad, una bruja es una mujer sabia, hechicera, pagana, adivina redomada, con poderes visibles, que desee ser una con la naturaleza.