
Heridas del Útero: Memorias que Necesitan Ser Escuchadas
Share
En lo más profundo de nuestro cuerpo habita un templo olvidado: el útero. No solo es un órgano físico, es un contenedor sagrado de memorias, emociones, historias no dichas. En él viven las cicatrices que no se ven, las pérdidas que no se lloraron, los silencios heredados de nuestras madres, abuelas y ancestras.
Muchas veces sentimos dolor, cansancio, rabia o vacío… y no entendemos por qué. Pero el útero recuerda. Recuerda lo que reprimimos, lo que callamos, lo que no pudimos sostener. Sanar el útero es sanar la historia de todas las mujeres que nos habitan.
No necesitas haber parido para sentir esa energía. Todas somos portadoras del centro creativo, emocional y espiritual que es el útero. Y todas llevamos marcas invisibles que piden ser miradas con amor.
Sanar el útero no es rápido ni lineal. Es un camino. Y como todo camino sagrado, comienza con un acto de presencia: detenernos a escuchar lo que arde adentro.
Ritual para comenzar a sanar el útero:
• Enciende una vela roja o rosada.
• Prepara una infusión de manzanilla o caléndula, y colócala frente a ti como ofrenda.
• Lleva tus manos al vientre. Respira profundo.
• Visualiza una luz cálida expandiéndose dentro de tu útero. Repite:
“Suelto la historia que no es mía. Abrazo mi sangre, mi dolor y mi poder. Hoy elijo sanar.”
• Puedes escribir una carta a tu linaje femenino, expresando lo que duele y lo que agradeces. Luego entiérrala o quémala como acto de liberación.
Hazlo en silencio, sin expectativas. Deja que las lágrimas lleguen si así lo sientes. Esa es también una forma de limpieza.
Recuerda: tu cuerpo no está roto, está hablando. Escúchalo con ternura.
Te amo. La Crow