Escribir Como Conjuro: El Poder de las Palabras

Escribir Como Conjuro: El Poder de las Palabras

Las palabras son semillas.
Cada vez que escribes, no solo ordenas ideas: invocas realidades. En la tinta que corre, en el lápiz que traza, en la mano que se mueve, hay magia. Una carta, un diario, un decreto: todo puede convertirse en conjuro si lo haces con intención.

Desde tiempos antiguos, las brujas han sabido que el verbo crea. Un nombre dicho en voz alta puede invocar, una palabra escrita puede sellar. Por eso, cuando escribes con el corazón abierto, el universo escucha.

El acto de escribir como ritual

Escribir es poner tu energía en símbolos visibles. Cada palabra es una vibración que se materializa.

    •    Cuando escribes tus deseos, los estás trayendo del mundo invisible al visible.

    •    Cuando escribes tus miedos, los estás sacando del cuerpo para liberarlos.

    •    Cuando escribes tus gratitudes, elevas tu vibración y enciendes nuevas bendiciones.

El papel se vuelve altar. La pluma, varita. La palabra, conjuro.

Un ejercicio de escritura mágica

Para comenzar, crea un espacio íntimo, en silencio o con música suave.
Toma una hoja en blanco y escribe tres cosas:

    1.    Lo que quiero soltar (palabras que quemen lo viejo).
    2.    Lo que quiero recibir (palabras que siembren lo nuevo).
    3.    Un decreto en presente (como si ya fuera real).

Ejemplo:

“Me libero de la duda que me ata.
Recibo abundancia que fluye sin esfuerzo.
Yo soy merecedora de todo lo bueno.”

Puedes guardar el papel en tu altar, enterrarlo bajo tierra o quemarlo bajo la Luna según la intención (sembrar, entregar, liberar).

No necesitas palabras perfectas, solo palabras verdaderas. La magia no está en lo que suena bonito, sino en lo que nace de tu verdad.

Cada vez que escribas, recuerda que estás tejiendo con hilos invisibles tu propio destino.

Te abrazo entre tinta y fuego,
— La Crow

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