El Fuego Bajo la Piel: Deseo, Energía Vital y Resurrección

El Fuego Bajo la Piel: Deseo, Energía Vital y Resurrección

Hay un fuego que no se apaga.
A veces duerme, a veces arde, pero nunca desaparece.
Vive bajo la piel, esperando el momento justo para volver a encenderte.
Ese fuego se llama deseo, y no hablo solo del erótico: hablo de la energía que mueve todo lo vivo.

El deseo es la corriente que impulsa tu alma a seguir creando, amando, soñando.
Cuando se apaga, la vida se vuelve gris; cuando lo enciendes, todo florece.
Por eso el deseo no es pecado: es oración.
Es el lenguaje con el que la vida te recuerda que sigues aquí.

La llama interior

Tu energía vital es fuego en movimiento.
Cuando sientes pasión, alegría o curiosidad, estás dejando que esa llama te atraviese.
Pero muchas veces, por culpa, miedo o cansancio, la apagamos.
Reprimimos el deseo para encajar, para agradar, para no “sentir demasiado”.

Y ahí es donde el cuerpo se adormece, el alma se enfría y el placer se olvida.
Reavivar el fuego no es un acto egoísta: es una resurrección.
Es volver a ti misma, a la verdad salvaje y luminosa que late debajo de todo.

El deseo como energía sagrada

El deseo no solo vive en la entrepierna, vive en la garganta que quiere cantar,
en las manos que quieren crear, en el corazón que quiere amar sin miedo.

Cada impulso creativo, cada inspiración, cada “quiero esto”,
es el alma pidiendo expandirse. Y cuando escuchas ese llamado, estás honrando tu energía sexual, esa corriente divina que no solo da placer, sino también propósito.

Cuidar tu energía sexual es cuidar tu fuego vital.
Protegerla, limpiarla, y dirigirla con conciencia te devuelve poder.

Ritual para reavivar el fuego interno

    1. Prepara tu espacio: enciende una vela roja o naranja, símbolo del fuego sagrado.

    2. Coloca tus manos sobre el vientre o el corazón y respira profundo. Siente el calor que vive dentro de ti.

    3. Repite en voz alta:
“Mi fuego es sagrado. Mi deseo me guía. No tengo miedo de brillar.”

    4. Si tienes un huevo Yoni o una piedra asociada al fuego (granate, cornalina, jaspe rojo), colócala sobre tu piel mientras meditas o haces respiraciones conscientes. Siente cómo el fuego se enciende de nuevo, suave pero firme.

Este ritual no busca despertar lujuria, sino presencia.
Es reconectarte con la energía creadora que vive en ti.

Resucitar el fuego

Cada vez que eliges sentir, volver a amar, volver a crear o volver a desear,
estás resucitando. Y esa resurrección no ocurre solo una vez: pasa cada vez que el alma decide decir sí a la vida de nuevo.

El fuego bajo tu piel no es peligroso.
Lo peligroso es apagarlo.
Que tu fuego nunca se apague.
Que tu deseo sea tu oración más honesta.

Te amo — La Crow

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