Después del Velo: Volver a Ti

Después del Velo: Volver a Ti

Octubre deja una huella en el alma.

Entre sombras, fuego y susurros de los muertos, algo en nosotras se mueve, se limpia, se reordena. Es el mes donde el velo entre mundos se hace delgado, y el alma se asoma para mirar sus profundidades. Pero cuando el portal se cierra, cuando las velas se apagan y el humo del incienso se disuelve, llega el momento más sagrado de todos: volver a ti.

El eco después del ritual

Después de tanto movimiento energético —rituales, eclipses, despedidas, portales—
queda un eco. Una sensación de estar un poco vacía, un poco cansada, un poco más consciente de todo lo que soltaste. Y eso está bien.

La magia también ocurre en el silencio posterior, cuando el alma necesita integrar lo que comprendió en la oscuridad. Volver a ti es permitir que la calma te reacomode. Es no forzar la expansión, sino dejar que la nueva versión de ti se asiente suave, como polvo de estrellas cayendo sobre tierra nueva.

Sellar tu energía

Así como abres portales, también debes cerrarlos.
El cuerpo es un templo y la energía, un altar vivo.
Después de un ciclo tan intenso, es momento de limpiar, sellar y proteger.

Un ritual sencillo:

    1. Enciende una vela blanca.

    2. Pasa tus manos lentamente por tu cuerpo, sin tocarte, solo sintiendo el campo energético.

    3. Visualiza un halo de luz dorada envolviéndote.

    4. Repite:
“Devuelvo lo que no es mío.
Recojo mi energía.
Me quedo conmigo.”

Cuando termines, apaga la vela y respira profundo.
Siente cómo vuelves a habitarte, sin ruido, sin prisa.

El descanso también es sagrado

El alma no solo sana en el fuego, también en la pausa. Después del movimiento, viene la quietud; después del conjuro, el silencio; después de mirar tanto hacia el más allá, el cuerpo pide regresar a lo simple.

Dormir.
Comer con calma.
Caminar descalza.
Recordar que estar viva también es magia.

El descanso es el conjuro más olvidado,
pero también el más poderoso.

Reencuentro

Después del velo, después de tanto mirar hacia lo invisible, vuelve a ti.
Vuelve a lo que te enciende, a lo que te sostiene, a lo que te ama.
Tu magia no está afuera: está en tu respiración, en tu fuego interno,
en esa capacidad de reconstruirte una y otra vez.

Cada octubre nos recuerda que para renacer, primero hay que descender.
Y que el verdadero regreso no es al mundo… es a ti misma.

Vuelve a ti.
Tu luz te estaba esperando.

Te amo — La Crow

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